Proyecto Sur es un movimiento político, social y cultural que ubica el respeto a la condición humana sobre cualquier otra consideración, proclamando como principios básicos la defensa del ambiente y la propiedad pública de nuestros recursos naturales, como condición para alcanzar una auténtica justicia social y garantizar la soberanía nacional.

jueves, 22 de marzo de 2012

EDITORIAL DE LA PÁGINA WEB DE PROYECTO SUR PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Editorial
El Espectaculo Debe Continuar…20 mar, 2012


Los argentinos asistimos a un cambio significativo en el panorama político desde Octubre a esta parte, con una orientación, por parte del gobierno, que se profundiza con el paso de los días.Qué debería ocurrir en la sociedad para legitimar, una verdadera política popular y nacional?.
Los argentinos asistimos a un cambio significativo en el panorama político desde Octubre a esta parte, con una orientación, por parte del gobierno, que se profundiza con el paso de los días.
El anuncio del recorte de los subsidios asociado al tarifazo gradual, la aprobación de la ley antiterrorista, la afirmación de la política extractiva con megaminería a cielo abierto, el mantenimiento de la política de destrucción del transporte público, la voluntad manifiesta del pago de la deuda externa al costo del aumento de la deuda interna y ahora el condicionamiento de las paritarias con negociaciones de aumentos “razonables”, son los rasgos más destacados, en un sinceramiento brutal, de la vuelta a las fuentes del modelo neoliberal.
Innumerables medidas intermedias se conjugan en esta orientación, apoyadas en la legitimidad del 54% de votos obtenidos y una magistral construcción del relato, avanzando sin temor, aunque el velo popular y nacional, como un manto corto, no alcance a tapar la obscenidad de la entrega del patrimonio nacional y de la pobreza estructural.
La judicialización del conflicto Malvinas que reducido a los intereses económicos en el archipiélago, oculta los lazos de intereses mutuos entre el imperio Británico y el gobierno nacional (banca, petróleo y minería). Simulacro de política nacional que se repite en las medidas respecto de la cuestión de YPF, en un proyecto para declarar de interés publico a los hidrocarburos, cuando en realidad se está intentando perpetuar un sistema de negocios, enterrando en el olvido el art.40 de la Constitución de 1949, que establece con total claridad la nacionalización de los recursos estratégicos.
El espectáculo de la política discursiva impuso que el anuncio, genera consenso, en el sentido de lo nacional y popular, cuando en realidad lo que hace es “reciclar” el modelo neoliberal. Estamos en presencia de la sofisticación del modelo que permite, por ejemplo, hacer aparecer la asignación a la niñez como universal, cuando en realidad no lo es.
La tragedia de Once, tan concreta como la carne aplastada de trabajadores y la tragedia simbólica del discurso de la Presidenta en el Congreso ponen de relieve la pregunta:
“Qué debería ocurrir en la sociedad para legitimar, una verdadera política popular y nacional?”..
Multiplicidad de causas tensan, en la masa del pueblo, la contradicción entre la conservación de lo dado (confrontado con la crisis del 2001)y la necesidad de cambio (la apropiación de las rentas extaordinarias en la distribución del ingreso) que reclaman sectores crecientes de la sociedad y de los cuales no pocos serán merecedores de una respuesta que profundiza los instrumentos punitivos del Estado, como es la Ley Antiterrorista.
El cambio presupone abandonar una concepción delegativa de la democracia y que, dé la postergada respuesta a la crisis de representatividad política, con el convencimiento de que la salida es colectiva y que nuestras necesidades inmediatas deberían sustentarse en un nuevo paradigma de progreso basado en el respeto a la madre tierra, el agua y el aire.
En ese sentido el movimiento asambleario que subsistió a la crisis del 2001 es un emergente y es una de las principales fisuras, del modelo neo-desarrollista, que el gobierno Kirschnerista dejó sin cerrar, a pesar de algunas medidas acertadas y de la manipulación, confirmando que el régimen, seguía piloteado por los que no se fueron nunca. También el campo gremial incorpora, aunque en forma algo secundaria, como lo hace la CTA, a la lucha salarial la defensa del medio ambiente y como parte de los derechos humanos. Emergentes que actualizan la vigencia de lo que se puso en tela de jucio en el 2001.
Proyecto Sur se inscribe en ese contexto como alternativa para recordar que seguimos siendo una colonia y que nuestra premisa ineludible es que la transformación de la Argentina va de la mano de la transformación del poder. No hay distribución de la riqueza en una democracia delegativa, porque no ofrece las herramientas, más allá de lo electoral, para garantizar que el producto del trabajo de sus habitantes y de los recursos naturales no se la lleven las transnacionales perpetuando su dominación. Tenemos que asumir que el cambio que buscamos no es sólo político, sino también cultural y social, con la participación de todos los actores sociales. El cambio se producirá sobre un contexto de fuerte protagonismo de la sociedad, expresando su voluntad a través de organizaciones sociales, movimientos sindicales, movimientos culturales y partidos políticos, unidos por las grandes causas nacionales.
El llamado progresismo sigue pensando y proponiendo en términos de la democracia delegativa y dejando intacta la crisis de representatividad.
Las organizaciones sociales mantienen una enorme desconfianza, justificada si vemos que los partidos se acercan para la captación de militantes y para imponer liderazgos, lo que hace reeditar el desencuentro dentro del campo popular. No es el caso de Proyecto Sur, que desde su surgimiento propuso la unidad y que la transformación no la puede hacer una sola fuerza, sino la articulación en una estrategia de todas las fuerzas sociales, culturales y políticas comprometidas con la defensa de los intereses nacionales.
Se ha aludido, en innumerables ocasiones, al estallido y al movimiento asambleario del 2001, expresando la frustración de que no dio el salto político, dejando un vacío que volvieron a ocupar los que siempre estuvieron. Sin embargo muchas asambleas se mantuvieron y surgieron otras, con logros importantes, como en varias provincias frenando proyectos extractivos y contaminantes. La frustración es la de los partidos de izquierda y el progresismo en general que interpretaron que, el saldo que debía producirse, era el que debían sumarse a sus fuerzas políticas y legitimar su conducción en un nuevo escenario. Por el contrario Proyecto Sur entiende que las organizaciones sociales deben permanecer como tales, profundizando su construcción e identidad, al mismo tiempo que trabajando juntos por una gran columna, un eje vertebrador de una gran unidad de fuerzas alrededor de un proyecto emancipador

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