Cuadro de situación
6 ABR, 2011
Los plazos políticos y electorales se nos vienen encima. El Movimiento Proyecto Sur, ha prendido en toda la Patria.
Nuestras cinco Causas expresan las necesidades más urgentes del Pueblo argentino y constituyen la esperanza de convocarnos a todos en una emocionante marcha por la Emancipación Nacional y Social que nos vuelva a poner de pie como país y como sociedad.
El triunfo de Andalgalá, Catamarca, aparece en el horizonte como el heraldo que anuncia una marea de voluntades de hombres y mujeres que esperaban en silencio, pero ansiosos, que se los convocara a una patriada transformadora. En uno de los lugares simbólicos de la lucha contra la minería contaminante a cielo abierto, la lista Movimiento Socialista de Trabajadores-Proyecto Sur, encabezada por Alejandro Páez ganó la Intendencia.
El objetivo irrenunciable del Movimiento Proyecto Sur es una construcción nacional que les ofrezca a los argentinos una real alternativa de poder al bipartidismo, el cual sólo es hoy una caricatura degradada de lo que alguna vez fuera el radicalismo de Alem, de Yrigoyen y de Amadeo Sabattini, entre tantos otros; y se expresa también en el Pejotismo que abandonó las banderas y políticas de Perón y Evita, de la Resistencia, Cooke, de Atilio López y la juventud del Luche y Vuelve de los años 70, entre tantos otros.
La pata pejotista del bipartidismo es servil, funcional y garante del régimen económico y social que debería combatir para ser fiel a sus orígenes y al discurso que declama. Esa pata pejotista tiene su rostro visible en la reivindicación política de Ramoncito Saadi y su crimen, de Carlos Menem, de los negocios de los Gioja y la Barrick Gold, las apretadas de Moyano y las garantías dadas a su impunidad: la ley de entidades financieras de la dictadura, la ley antiterrorista –sancionada por instrucciones de la Embajada–, el sistema impositivo menemista, el abandono de los ferrocarriles, y el impúdico –e ilícito– enriquecimiento personal de la familia presidencial, de Jaime, Ulloa, Cristóbal López, los Werstein, los secretarios privados de “la Señora”, etcétera, etcétera.
El modelo K se nutre con una manga de puntos que son ex-menemistas, ex-Alianza, ex-UCD, ex–Cavallo, ex-duhaldistas, ex–Clarín, pero que en todos esos ámbitos siempre defendieron lo mismo: un modelo estructural que nos tiene postrados y a merced del saqueo de nuestros recursos energéticos y minerales. Son los puntos que encontraron en la obsecuencia del “sí Néstor” y ahora el “sí Cristina” y el hacerse los detraídos ante el afano, el modo de seguir mamando del presupuesto y de continuar con los negocios, mientras se condena a la pobreza a un tercio de nuestra población y, criminalmente, se continúa generando mortalidad infantil; a la vez que se castiga con desnutrición endémica a los niños que, por esa razón, ingresan en forma definitiva a la raza de los subhombres por disminución permanente de sus aptitudes intelectuales.
Ese es el modelo que el bipartidismo expresa y garantiza, con algunas diferencias cosméticas respecto de la forma y el estilo con el cual se nos condena a tener que votar al mismo lobo con diferente piel.
Para romper esa trampa Pino nos convocó a esta movilización emancipadora que encarna en la gente, emociona y convoca.
Claro está que dentro del aluvión que vino a sumarse a esta construcción transformadora hay algunos compañeros algo confundidos. Hay quienes creen que el objetivo central de su acción política consiste en meter un compañero más en las listas de disputados o concejales. Nuestro objetivo estratégico es la movilización “Pino Presidente”, y sólo el ciego ombliguismo y la mezquindad, por no decir también la traición, podría subordinarla a los intereses coyunturales de alianzas de distrito para garrapiñar votos en la elección local, o al contento o descontento por el cierre –afortunado o desafortunado- de una lista electoral.
Se equivocan gravemente los que pueda pensar que podemos compartir candidatos con los referentes del Pejota o de la UCR sin desnaturalizar nuestra propuesta estratégica. Una característica central del político burgués es juntar votos de cualquier manera, con cualquier discurso y con cualquier compañía para “meter” un legislador más o arrimar algo el bochín. Y por eso es que el modelo K no le hace asco a asociarse con Saadi en Catamarca, con Menem en La Rioja, con Gioja en San Juan, con Rico en San Miguel, y con los Pedraza en los negocios. Por su parte el gobierno de la Alianza (UCR – Frente Grande) repuso alborozada en el Gobierno a Domingo Cavallo, y se erigió en operadora del sistema en la represión criminal del 20 de diciembre. Muchachos, a ver si lo entienden bien, con esa gente no vamos ni a misa en ningún distrito.
Están también los que se autoproclaman referentes electorales y se atribuyen la titularidad de votos, cuando nunca pasaron por una elección. Son como los generales vírgenes de batallas, o protagonistas de batallas desastrosas, que invocan galones ganados en congresos, desfiles y conferencias con la pretensión de exigir lugares en los puestos de comando.
Compañeros, no hay que poner el carro delante de los caballos: nuestro referente ordenador del espacio es Pino Solanas, nuestras banderas son las Cinco Causas Emancipadoras y nuestra propuesta es incompatible con los variados rostros del bipartidismo, el que no se haya dado cuenta de todo esto se equivocó de lugar
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