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jueves, 1 de septiembre de 2011

EDUCACIÓN (Y MOVILIZACIÓN)... COMO PRÁCTICA DE LA LIBERTAD


NOTA DE OPINION - Mar del Plata, 30 de agosto de 2011 

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Educación (y movilización)... como práctica de la libertad


Las paradojas parecen ser la constante de muchos de los procesos sociales, políticos y económicos que vivimos. Casualmente es notable cómo, quienes nacimos en los días del regreso a la democracia (años 82-83-84) también nos tocó asistir, comenzando la facultad, al “argentinazo” del 2001. Hoy, diez años más tarde, siguiendo de cerca la crisis de la educación en Chile, deberíamos hacer una pausa y reinterpretar nuestra misión histórica.
Miremos bien. Como decíamos, paradojicamente, el país que dio refugio al exiliado Paulo Freire en 1964 y fuese lugar de escritura de su famosa “Pedagogía del oprimido”, es hoy uno de los países más inequitativos con respecto a la educación, no solo de Sudamérica sino del mundo entero.
Desde hace semanas vemos como miles y miles de estudiantes toman las calles nuevamente para reclamar “educación pública, gratuita, laica y de calidad”. Esta marea juvenil se reconoce continuadora de aquella “revolución de los pingüinos” que en 2006 sacudió el gobierno de Michelle Bachelet pero que se vio neutralizada con promesas incumplidas y medidas tibias.
Sin embargo, en estos días, producto de una situación de descontento social general, no solo los estudiantes sino amplios sectores de la sociedad chilena como los trabajadores de la minería, se lanzaron a las calles en reclamo de reformas políticas y económicas profundas.
El tema de la educación es solo la punta del iceberg del drama que vive “el mejor alumno” de las políticas neoliberales que se fueron implementando desde la dictadura que comenzó allá por 1973 y continuaron los gobiernos de la Concertación.
Más allá de los detalles, ¿qué nos dice a nosotros hoy el conflicto vecino? ¿Podemos tornar en aprendizaje esta coyuntura transandina? ¿No estaríamos acaso en similar situación si en aquél 2001 no nos hubiésemos levantado para repudiar los intentos de arancelamiento que tuvieron los Cavallo y los López Murphy? Probablemente sea un logro que recién ahora valoramos debidamente y hace falta celebrar. A diez años de aquellos días, en los que comenzábamos a hacer nuestras primeras experiencias en asambleas estudiantiles, clases abiertas en las calles, tomas de facultades, marchas y declaraciones, esperamos impacientemente el momento en que realmente haya lugar a la tan esperada “nueva política”.
Ahora bien, ¿no será requisito de esta “nueva política” no repetir los vicios del pasado? ¿No habrá que admitir que de los “gallegos” de la Puerta del Sol y de los chilenos de la Alameda tendremos mucho que aprender? La nueva política que debemos parir estará preñada de libertad o no será nada. Libertad de las fuerzas juveniles para unirse y libertad de organizarse. Libertad de discutir y libertad para abrazar la diferencia. Libertad de encontrarse y libertad, cuando las causas del pueblo lo requieran, de marchar juntos más allá de las banderas.
Las fuerzas jóvenes de nuestra ciudad tenemos el desafío de poder generar juntos creativos reclamos, sabiendo que vivimos en tiempos de paradojas, y que con quién ayer competimos en las urnas, mañana marchamos. Los pibes en los barrios, los trabajadores del puerto, las costas y las olas, los trabajadores y trabajadoras desocupadas, las abuelas y abuelos y los edificios escolares nos lo están reclamando.


Prof. FACUNDO D. BARRIONUEVO

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