ALCIRA ARGUMEDO: VIVIR COMO SE PIENSA…
¿Por qué conocer a ALCIRA ARGUMEDO como ella lo hace con sus personajes y biografías?
¿Por qué es más que los fueguitos de Galeano? Porque es una hoguera.
Porque los jóvenes que se animan a practicar la duda apasionada, quizás la más comprometida junto a ella, la constituyen en su referente...
Tal vez, como decía un escritor de la década del 30, década anterior al nacimiento de la Argumedo, ella interpreta las pasiones existenciales y no las pasiones imaginarias. Difícil tarea la de recrear la realidad sin caer en la tentación de la mentira.
Tuvo el privilegio de nacer un 7 de mayo, el mismo día que esa joven quien vendría a los 16 años a Buenos Aires, cuando la década infame estaba en su esplendor.
“Por aquellos años 40 Evita era una cosita transparente, delgada, finita, cabellos negros y carita alargada, pero simpática, entradora, solitaria y nerviosa. Poco antes de cumplir 20 años estrena su primera obra como protagonista de un radioteatro en Radio Mitre “Los jazmines de octubre””. Un año antes había debutado en el teatro Odeón de Rosario con gran audiencia de público, según el diario La Capital.
¡Qué extraña paradoja! , mientras aquella joven debutaba en un teatro rosarino, con un pequeño papel donde hacía de mucama, a pocas cuadras de ahí, en la calle Pte. Roca 459 nacía esta mujer, “La Argumedo”. Tal vez nunca se conocieron, pero una de ellas, luego se transformó en la creadora de la dignidad del trabajo, en la santa abanderada y mito fundante de nuestra cultura política; y la otra, tiempo después recogerá su nombre y lo convertirá en conocimiento y sabiduría para el pensamiento popular y latinoamericano.
También por aquellos años 40, Scalabrini Ortiz, intelectual maldito del país burgués, publicaba en forma completa su legado maestro a las nuevas generaciones: “Los ferrocarriles argentinos, y “Política Británica en el Río de la Plata” , en uno de ellos dice: “el instante vivo en que la historia se confecciona, sólo ha merecido desdén de la inteligencia americana, que podría haberla descubierto, y ésta es una de las grandes traiciones que la inteligencia americana cometió con el pueblo americano... Sin un contenido vital las palabras que en Europa determinan una realidad, en América fueron una entelequia cuando no una traición”.
Por esos años, pero cruzando el mar, fue apresado por el franquismo Miguel Hernández, Pablo Neruda intentó en vano su liberación. Apresado por el hambre y la soledad de su celda, escribe a su hijo uno de sus poemas más bellos “Las nanas de las cebollas”, habla del amor, la tierra, la muerte, la vida y la libertad, “que buena que es la tierra de mi huerto, hace un olor a madre que enamora”...
Tal vez estas energías mágicas, que trascienden lo puramente fáctico van constituyendo a esta mujer, donde también por esos años muere nuestro brillante Roberto Arlt.
Se cría en esta ciudad, va a la escuela Normal Nº1 y se recibe de maestra argentina. Tiene un papá médico y una mamá trasgresora, va a nadar al Jockey Club, y como ella misma lo dice en un reportaje, no le importaba la política, sino los festivales de cine en Mar del Plata.
A los dieciocho años, también toma un tren a Buenos Aires, y “por casualidad” comienza a estudiar sociología. Casi sin saberlo había nacido en un tiempo, donde algunos como Borges y sus amigos, pretendían escapar de ese tiempo y circunscribían la revolución al campo de las imágenes, mientras los otros, los que después van a ser los maestros de Alcira, es decir, “los malditos”, preferían ser testigos y creían que el talento es más transpiración que inspiración.
Pero Argumedo se enamora, conoce a Gunar Olsson y se deslumbra, a él los acontecimientos de su tiempo no le eran ajenos, hijo adoptivo de Scalabrini Ortiz, tal vez por eso es más scalabrinista que peronista, tiene una formación más crítica, más profunda e invita a Alcira a compartir los domingos en la casa de los Scalabrini, la primera familia peronista que conoce, ni más ni menos, desde el amor y desde el deslumbramiento al descubrimiento de la historia argentina y sus pasiones.
¿Cómo se va transformando aquella niña burguesa de Rosario, que la política no le interesaba, y que es interpelada por un mundo diferente, porque el amor por un hombre la invade toda?. Como decía el Che, esto sólo le pasa a las mujeres.
En la facultad de los 60, sí o sí había que leer El Capital, y comienza a descubrir un mundo diferente. En esos años toma contacto con algunos grupos de izquierda, pero al mismo tiempo, por afuera de los edificios del academicismo y de la ciencia, los obreros comienzan a tomar las fábricas ante la falta de respuesta del gobierno. Comienzan las primeras experiencias guerrilleras en el norte argentino, y se comienza a hablar de la vuelta de Perón. La Argumedo comentó alguna vez: “mientras nosotros leíamos la conciencia enajenada, los obreros tomaban las fábricas pero enserio, ¿la tenían tan enajenada?. Fue un shock, nos dimos cuenta que teníamos que empezar a ver que era eso del peronismo”.
Y es acá, donde Alcira casi sin saberlo, comienza a parir, esta maravillosa categoría de matriz teórica- política del pensamiento latinoamericano, porque ella quiebra su discurso académico más que con Carlos Marx, con Elena Viale del barrio de Quilmes.
La carrera de sociología de los sesenta, es quizás el lugar donde comienza a politizarse más agudamente la universidad, es una carrera re-fundada por el post-peronismo, cuya figura relevante es Gino Germani, que si bien, por un lado tiene un impulso modernizador anti-peronista, las generaciones que comienzan a integrar las aulas van generando un espíritu de transformación, y es ahí donde Argumedo genera y participa de uno de los hechos históricos únicos e irrepetibles del mundo universitario argentino, hoy desconocido; junto a otros docentes fundan las Cátedras Nacionales.
En uno de sus documentos dicen: “sólo a partir de un nuevo tipo de trabajo intelectual que, además de incorporarse al proceso de liberación nacional y popular del pueblo argentino, debe rechazar en el plano específico de la sociología todo tipo de vinculación con organismos de cooperación internacional y desarrollar autónomamente su tarea. Es en el movimiento peronista donde la lucha adquiere un contenido real y efectivo y no en las distintas variantes del anti-imperialismo abstracto que sirven como justificativo a la pasividad y contribuyen al mantenimiento de la situación colonial”. (Buenos Aires, diciembre 1969).
El logro de este hecho político y revolucionario en esa universidad liberal, elitista, de feudos académicos anti-peronistas, tiene una antesala que ALCIRA, hoy utiliza como una de sus mejores armas: “yo recibí clases particulares del general Perón”. Como había logrado cobrar todo un año de ayudantía en la universidad, decide viajar a España, para llevarle al General el proyecto de “Las cátedras Nacionales”, que paradoja, la joven que nadaba en el Jockey Club de Rosario viajaba a Puerta de Hierro.
Después de muchos controles, cuando logra ser recibida, le pregunta al querido viejo: “General, enséñeme cómo usted piensa la política”... “después de media hora, tenía la sensación de estar ante un padre y no ante el líder del pueblo argentino, después de esos cuatro encuentros no pude nunca más unir esa imagen paternal al hombre del balcón que hablaba a las masas” (confesiones en un bar de rosario, una tarde de octubre de 1997, a quien esto escribe).
Cómo seguir contando la historia de esta mujer, que tiene la misteriosa magia de narrar sus instancias vitales en los espacios más inesperados, asombrándote, conmoviéndote, para luego desde ahí y sólo desde ahí producir este conocimiento que es capaz de transformar y nutrir, fundamentalmente a las nuevas generaciones.
Se enamoró, abrazó una causa y un ideal, conoció el exilio, en donde perdió a su gran amor y con dos pequeños hijos, se volvió a enamorar del pueblo mexicano y de su sabiduría. Sus libros están escritos, y ahí está ella y su experiencia de vida.
Quiero mencionar especialmente “Los silencios y las voces en América Latina”. Ésta es su siembra, los jóvenes de hoy, que como nosotros, en aquella época de los 70 nos nutríamos de un Hernández Arregui para formar nuestra conciencia nacional, hoy leen a la Argumedo como única y privilegiada posibilidad de poder pensarse quiénes son y de dónde vienen, y de esa manera asumir la profunda colonización que los atraviesa.
Estas nuevas generaciones que se referencian en ella, y que pueden ser hoy sus hijos del alma, ayuden a aliviar aunque sea un poquito, como un tierno bálsamo, alguna de sus absurdas heridas en el alma.
Alcira Argumedo, hoy dignifica la política, desde una historia personal y colectiva, desde su lugar ganado como diputada en el Congreso Nacional, y sostenida en su sabia experiencia en aquello de hacer vida.
FUENTE: http://www.infosur-rosario.com.ar/index.php/cultura/427-alcira-argumedo-vivir-como-se-piensa.html (Por SILVIA BIANCHI)
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