Estimad@s Amig@s
Tasa sobre las Transferencias Financieras (TTF). ¿Se convertirá en la Tasa Robin Hood?
Durante estas últimas semanas se está volviendo a hablar en los diferentes espacios de convergencia de gobernantes y legisladores, de la posibilidad de reflotar la iniciativa del economista estadounidense James Tobin en el año 1971. La que en definitiva quedara en la historia como la Tasa Tobin.
Se trata de la aplicación de un impuesto global, o mejor dicho una Tasa, aplicable a las transferencias financieras (TTF), es decir, a cada movimiento de dinero que se realice a través del sistema financiero, salvo los que se encuentren expresamente exceptuados.
La vieja idea de Tobin, luego de mas de 25 años de ensueño en un cajón, fue reflotada en el año 1997 por Ignacio Ramonét, director por ese entonces del importante periódico francés Le Monde Diplomatique, desde donde propició la formación de la ONG ATTAC con la intención de impulsar su aplicación.
Si bien la Tasa Tobin en su momento no se pudo aplicar, tanto por motivos políticos, como incluso operativos, en este momento y especialmente gracias a la altísima automatización de las operaciones financieras, según los expertos, sería mucho más simple su puesta en marcha y su costo de recaudación sería insignificante. Y no sólo eso, sino que ya hay unos cuantos países como el Reino Unido, Corea del Sur y Taiwan que se encuentran aplicando impuestos de similares características con interesantes resultados.
En cuanto a cifras, los montos que podrían recaudarse con la aplicación de esta tasa a nivel global son realmente impresionantes. Si bien aun no hay nada definido y se habla de porcentajes del 0,005 hasta el 0,05, e incluso hay diferencias respecto a que tipo de operaciones afectará, hay consenso en que podría recaudar cerca de los 400 mil millones de dólares al año y el propio FMI ha señalado que su aplicación es factible y que no supondría un problema para el sistema financiero.
Un punto de quiebre importante será en noviembre de 2011, ya que culminará la presidencia francesa del G-20, por lo que los impulsores de la Tasa se encuentran haciendo todos los esfuerzos para encaminarla antes de esa fecha y así contar con el apoyo de Sarkozy.
Mientras tanto la idea de la TTF sigue sumando adeptos, como Sarkozy de Francia, que además encabeza el G-20, Angela Merkel, Lula y Zapatero. Por otra parte, más de 350 economistas, incluyendo Jeffrey Sachs, Paúl Krugman y Joseph Stiglitz, firmaron una carta propugnando la Tasa, que por sus características de quitarle a los ricos ha recibido el apodo de Tasa Robin Hood.
Sin embargo, debemos estar atentos a quienes administrarán semejante suma de dinero y en qué se empleará. Por supuesto que la idea de las organizaciones ambientalistas y de DDHH difiere mucho de la de los gobernantes que la están impulsando.
Si la administra una institución financiera internacional, seguramente terminará sirviendo a los intereses del propio mercado, tapando los inmensos agujeros económicos del sistema y sólo unas migajas irán a parar a algún fondo para temas ambientales y sociales.
La opción contraria, la que impulsan las ONG y diferentes actores de la sociedad civil es destinar esos recursos a la lucha contra el Cambio Climático y contra la crisis alimentaria en el mundo. Serviría además para regular al menos un poco, los excesos del mercado.
De modo que el sólo hecho de que la Tasa se concrete no nos garantizará haber dado un paso hacia delante, tendremos que esperar a ver si la bolsa se reparte entre los pobres como cuenta la historia de Robin Hood, o se convierte en un nuevo cambio, para que nada cambie.
Se trata de la aplicación de un impuesto global, o mejor dicho una Tasa, aplicable a las transferencias financieras (TTF), es decir, a cada movimiento de dinero que se realice a través del sistema financiero, salvo los que se encuentren expresamente exceptuados.
La vieja idea de Tobin, luego de mas de 25 años de ensueño en un cajón, fue reflotada en el año 1997 por Ignacio Ramonét, director por ese entonces del importante periódico francés Le Monde Diplomatique, desde donde propició la formación de la ONG ATTAC con la intención de impulsar su aplicación.
Si bien la Tasa Tobin en su momento no se pudo aplicar, tanto por motivos políticos, como incluso operativos, en este momento y especialmente gracias a la altísima automatización de las operaciones financieras, según los expertos, sería mucho más simple su puesta en marcha y su costo de recaudación sería insignificante. Y no sólo eso, sino que ya hay unos cuantos países como el Reino Unido, Corea del Sur y Taiwan que se encuentran aplicando impuestos de similares características con interesantes resultados.
En cuanto a cifras, los montos que podrían recaudarse con la aplicación de esta tasa a nivel global son realmente impresionantes. Si bien aun no hay nada definido y se habla de porcentajes del 0,005 hasta el 0,05, e incluso hay diferencias respecto a que tipo de operaciones afectará, hay consenso en que podría recaudar cerca de los 400 mil millones de dólares al año y el propio FMI ha señalado que su aplicación es factible y que no supondría un problema para el sistema financiero.
Un punto de quiebre importante será en noviembre de 2011, ya que culminará la presidencia francesa del G-20, por lo que los impulsores de la Tasa se encuentran haciendo todos los esfuerzos para encaminarla antes de esa fecha y así contar con el apoyo de Sarkozy.
Mientras tanto la idea de la TTF sigue sumando adeptos, como Sarkozy de Francia, que además encabeza el G-20, Angela Merkel, Lula y Zapatero. Por otra parte, más de 350 economistas, incluyendo Jeffrey Sachs, Paúl Krugman y Joseph Stiglitz, firmaron una carta propugnando la Tasa, que por sus características de quitarle a los ricos ha recibido el apodo de Tasa Robin Hood.
Sin embargo, debemos estar atentos a quienes administrarán semejante suma de dinero y en qué se empleará. Por supuesto que la idea de las organizaciones ambientalistas y de DDHH difiere mucho de la de los gobernantes que la están impulsando.
Si la administra una institución financiera internacional, seguramente terminará sirviendo a los intereses del propio mercado, tapando los inmensos agujeros económicos del sistema y sólo unas migajas irán a parar a algún fondo para temas ambientales y sociales.
La opción contraria, la que impulsan las ONG y diferentes actores de la sociedad civil es destinar esos recursos a la lucha contra el Cambio Climático y contra la crisis alimentaria en el mundo. Serviría además para regular al menos un poco, los excesos del mercado.
De modo que el sólo hecho de que la Tasa se concrete no nos garantizará haber dado un paso hacia delante, tendremos que esperar a ver si la bolsa se reparte entre los pobres como cuenta la historia de Robin Hood, o se convierte en un nuevo cambio, para que nada cambie.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario