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sábado, 23 de julio de 2011

EXTRACTOS DE UNA INTERESANTE Y ALERTANTE NOTA SOBRE LOS PERJUICIOS QUE TRAE APAREJADA LA NUEVA TECNOLOGÍA (SI QUERÉS LEER LA NOTA COMPLETA PODÉS SOLICITÁRNOSLA)

ECO SITIO: una investigación realizada en ratas, publicada en junio 2003, una simple exposición de dos horas a un teléfono móvil permanentemente dañó la barrera sanguínea cerebral y, en un autopsia 50 días más tarde, se encontró que había dañado o destruido hasta el 2 por ciento de las células del cerebro de un animal, incluyendo células en un área del cerebro relacionada con el aprendizaje, memoria y movimiento  Antenas celulares: el experimento biológico más grande de la historia

  http://www.eco-sitio.com.ar/node/599

  Enero 18th, 2010 |
En 2002, Gro Harlem Brundtland, por entonces responsable de la OMS, le dijo a un periodista noruego que los teléfonos celulares fueron prohibidos en su oficina en Ginebra porque ella personalmente sufría malestar cada vez que un teléfono celular se acercaba a menos de cuatro metros de ella. Mrs. Brundtland es médico y fue Primer Ministro de Noruega. Esta sensacional noticia publicada el 9 de marzo, 2002 en Dagbladet, fue ignorada por todos los periódicos del mundo. 
Los hechos más básicos sobre teléfonos y antenas celulares es que emiten radiación de microondas; también lo hacen las antenas Wi-Fi (Internet inalámbrico), ordenadores inalámbricas, teléfonos sin cable (portátiles) y sus bases, como así también todos los demás dispositivos inalámbricos. Si es un aparato para comunicaciones y no está fijado a la pared por un cable, está emitiendo radiación. 
La mayoría de los sistemas Wi-Fi y algunos teléfonos sin cables radian exactamente a la misma frecuencia que un horno a microondas, mientras que otros dispositivos utilizan una frecuencia diferente. Wi-Fi está siempre encendido y siempre está irradiando. Las bases de la mayoría de los teléfonos sin cable siempre están irradiando, incluso cuando nadie está utilizando el teléfono. Un teléfono móvil que está encendido, aunque no esté en uso, también está irradiando. Y, no hace falta decirlo, las antenas de los inmuebles están siempre irradiando. 
¿Por qué esto es un problema? Los científicos generalmente dividen el espectro electromagnético en ?ionizante? y ?no-ionizante?. La radiación ionizante, la cual incluye rayos x y radiación atómica, causa cáncer. La radiación no-ionizante, que incluye radiación de microondas, se supone que es segura. 
Esta distinción siempre me recuerda la propaganda en "Animales en la Granja? de George Orwell: ?Cuatro patas bueno, dos patas malo?. ?No-ionizante bueno, ionizante malo? es muy poco creíble. 
Primero, piense en un horno-microondas. Un teléfono celular, igual que un horno microondas y a diferencia de una ducha caliente, le calienta a usted el cerebro de adentro hacia fuera y no de afuera hacia dentro. Y no hay terminaciones nerviosas en el cerebro para advertirle que se está calentando porque no hemos evolucionado con radiaciones de microondas y la naturaleza no ha creado en el cerebro terminaciones nerviosas que detecten el calor.
Desde 1988, las investigaciones en el laboratorio de un neurocirujano sueco, Leif Salford, han consistido en exponer a jóvenes ratas de laboratorio ante un teléfono móvil o a otra fuente de radiación de microondas; luego sacrifica a los animales y buscan la albúmina en su cerebro. La albúmina es una proteína que es un componente normal de la sangre pero que normalmente no cruza la barrera hematoencefálica que protege el cerebro. La presencia de albúmina en el tejido cerebral siempre es señal de que las venas han sido dañadas y de que el cerebro ha perdido parte de su protección. Esto es lo que los investigadores han encontrado, consistentemente durante 18 años. 
Las radiaciones de microondas, en dosis iguales a las emisiones de los teléfonos celulares, provocan que se encuentre albúmina en el tejido cerebral. Una simple exposición a un teléfono celular común durante dos minutos hace que la albúmina pase al cerebro. En un conjunto de experimentos, redujeron el nivel exposición en un factor de 1,000 el aumento del daño de la barrera sanguínea cerebral, mostrando que no es el efecto de respuesta a una dosis y que reducir la potencia no hará que la tecnología inalámbrica sea más segura. 
Y finalmente, en una investigación publicada en junio 2003, una simple exposición de dos horas a un teléfono móvil permanentemente dañó la barrera sanguínea cerebral y, en un autopsia 50 días más tarde, se encontró que había dañado o destruido hasta el 2 por ciento de las células del cerebro de un animal, incluyendo células en un área del cerebro relacionada con el aprendizaje, memoria y movimiento. Reducir el nivel de exposición por un factor de 10 o 100, de este modo, duplicando el efecto de utilizar un ?manos libres?, mover un teléfono celular más lejos de su cuerpo, o estando cerca del teléfono de otra persona, ¡no cambió apreciablemente los resultados! Incluso en la exposición más baja, la mitad de los animales tenían un número de moderado a alto de neuronas dañadas. 
¿Qué supone esto para nosotros? Dos minutos de un teléfono celular trastornan la Barrera hematoencefálica cerebral, dos horas en un teléfono celular causar un daño cerebral permanente y las radiaciones del vecino que habla por teléfono pueden ser igual de perjudiciales. La Barrera hematoencefálica es la misma en una rata que en un ser humano. Allan Frey de Estados Unidos, durante años 70, fue el primero en demostrar que la radiación de microondas de bajo nivel daña la Barrera hematoencefálica. Mecanismos similares protegen el ojo (la barrera sanguínea vitrosa) y el feto (la barrera de la placenta). Los trabajos de Frey y otros indican que las radiaciones de microondas dañan también esas barreras. Consecuencias: ninguna mujer embarazada debería utilizar un teléfono móvil. El Dr. Salford es bastante claro en su trabajo. Él ha denominado al uso de teléfonos celulares ?el experimento biológico más grande jamás realizado.? Y ha advertido públicamente que toda una generación de adolescentes usuarios de teléfonos celulares puede sufrir déficit mental o enfermedad de Alzheimer a una edad temprana. Los órganos que han mostrado ser especialmente susceptibles a la radiación incluyen los pulmones, sistema nervioso, corazón, ojos, testículos y glándula tiroidea. 
Las enfermedades también han aumentado significativamente en las últimas dos décadas, y hay una buena razón para relacionarlo con el masivo aumento de la radiación en nuestro entorno; el asma, desórdenes del sueño, desórdenes de ansiedad, trastornos de déficit de atención, autismo, esclerosis múltiple, ALS, enfermedad de Alzheimer, epilepsia, fibromialgia, síndrome de fatiga, cataratas, hipotiroidismo, diabetes, melanoma maligno, cáncer testicular, y ataques cardiacos e infartos en gente joven. La radiación de torres de antenas de microondas también ha sido asociada con la muerte de bosques, fallos en la reproducción y disminución de la población de muchas especies de pájaros y deformidades de nacimiento en animales de granja. 
La literatura que muestra los efectos biológicos de la radiación de microondas es realmente enorme, de decenas de miles de documentos, y estoy asombrado de que los representantes de la industria afirmen que la tecnología inalámbrica es segura o - igual de ridículo- que no hay evidencia de daños. 
He omitido una enfermedad de la lista anterior: la enfermedad que tiene la persona B y que yo también tengo: electrosensibles. Usted puede reconocer alguno de sus síntomas comunes: insomnio, vértigo, náusea, dolores de cabeza, fatiga, pérdida de memoria, incapacidad para concentrarse, depresión, malestar en el pecho, zumbidos en los oídos. Los pacientes pueden también haber desarrollado problemas médicos tales como infecciones respiratorias crónicas, arritmias cardiacas, repentinas fluctuaciones en la presión sanguínea, azúcar en la sangre descontrolada, deshidratación e incluso sangrado interno espontáneo. 
en los Estados Unidos, la exposición promedia del habitante urbano a las ondas de radio ha aumentado 1000 veces; mucho de este incremento ocurrió solamente en los últimos nueve años. 
En el mismo periodo de tiempo, la polución de las ondas de la radio se ha esparcido desde las ciudades al resto como una niebla omnipresente sobre todo el planeta. Las vastas consecuencias humanas de todo esto han sido ignoradas. Desde finales de los 90 se ha creado una nueva clase completamente nueva de refugiados ambientales aquí en los Estados Unidos. Tenemos cada vez más personas, enfermas, muriendo, buscando alivio de este sufrimiento, abandonando los hogares y puestos de trabajo, viviendo en coches, módulos y tiendas en lugares alejados. 
A diferencia de las víctimas de huracanes y terremotos, no somos objeto de ningún esfuerzo de ayuda humanitaria. Nadie está donando dinero para ayudarnos, para facilitarnos un refugio protegido; nadie está renunciando a sus teléfonos móviles, a sus ordenadores inalámbricos, a sus teléfonos sin cable de modo que podamos ser de nuevo sus vecinos y vivir entre ellos. Los afectados, los enfermos, todavía no han abierto sus corazones entre ello, pero están haciendo preguntas. 
Simplemente no hay manera de hacer la tecnología inalámbrica segura. 

Nuestra sociedad se ha convertido social y económicamente dependiente, en apenas una corta década, de una tecnología que está haciendo un tremendo daño a la estructura de nuestro mundo. Cuanto más afianzados nos permitamos estar, más difícil será cambiar nuestro rumbo. El momento para liberarnos, individual y colectivamente - a pesar de lo difícil que ya resulta - es ahora. 
Es bastante difícil imaginar un mundo sin comunicaciones móviles. El acceso inalámbrico a Internet está destinado a cubrir todo el planeta, igual que las redes de teléfonos móviles ya lo han hecho. Ha habido un desarrollo explosivo - prácticamente durante las últimas tres décadas - que ha traído los teléfonos móviles a los rincones más remotos del planeta. Pero la tecnología no está exenta de peligros. Las microondas que puede transportar bits y paquetes de datos también llevan un germen de destrucción. 
Algunas personas - tanto como 120,000 californianos- y por lo tanto 1 millón de estadounidenses - están realmente impedidos de trabajar ya que sufren la influencia incapacitante que esta discordancia en el éter ejerce sobre ellos. Podríamos decir que ellos son los desafortunados que tienen que sufrir para que el progreso continúe. 
Salud y antenas de móviles
Desde 1997 la CPT (Cellular Phone Taskforce) en los USA es un medio de intercambio de información sobre los efectos nocivos para la salud, incluidos daños hasta la muerte, provocados por las radiaciones emitidas por las estaciones de antenas de telefonía y de radio. 
La CPT dice que las leyes existentes no son suficientes para proteger el corazón, el sistema nervioso humano y otros sistemas biológicos, de los daños electromagnéticos. El cuadro de abajo muestra las estadísticas de las muertes asociadas a las instalaciones de sistemas digitales PCS de 1,9 Ghz (antenas) en algunas ciudades de USA. 
Las personas que viven a menos de 100 metros de una antena de telefonía se quejan frecuentemente de vértigos, nauseas, falta de memoria y de concentración, irritabilidad, tensión alta, presión en los ojos, dolores en las articulaciones o en la base de los pies, zumbidos en los oídos (síntomas nocivos de las ondas de radiofrecuencia. 
En las primeras semanas de funcionamiento de una estación de base de antes de móviles, los hospitales verifican un aumento inmediato de enfermedades respiratorias como bronquitis, neumonía, asma y hasta gripe; también los servicios de urgencia tienen una mayor afluencia. Se dice que las normas actuales (60 voltios/m o 450 microwatios/m2 en Canadá fueron establecidas para campos abiertos en condiciones uniformes y para emisiones aisladas sin tener en cuenta otro campo próximo o un campo con interacciones complejas de múltiples emisiones. Estas normas están lejos de proteger a las personas, incluso de los efectos térmicos. 
Dependiendo de las condiciones ambientales (contacto con tierra de las estructura metálicas, resonancia o reflexión de las ondas) la exposición real en el caso de una antena de telefonía puede multiplicarse pasta por 430. Ghandi informó en ?Radio Science? que la presencia de objetos metálicos en el medio ambiente o incluso en el organismo humano (metal de prótesis de dientes, implantes quirúrgicos, etc.) pueden aumentar la exposición hasta 100 veces. 

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