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jueves, 2 de febrero de 2012

EL AGUA VALE MÁS QUE EL ORO

El agua vale más que el oro
escribe Ricardo Fierro
Fecha:  31/01/2012
 
Diez mil personas en La Rioja contra la minería saqueadora y contaminante. Se profundizan los cortes en Famatina, y en Catamarca.
1. Junto a Famatina
La unión, la conciencia, la dignidad y la firmeza del pueblo de Famatina han convertido su lucha contra la minería imperialista envenenadora y saqueadora en una causa nacional. Allí llegan jóvenes, delegaciones de movimientos ambientalistas y de movimientos sociales, desde todos los puntos del país.
Golpeado en el costado que más le duele, el kirchnerismo sigue trabajando para derrotar a Famatina. La gobernadora K de Catamarca, Colpacci, reprimió brutalmente el corte de ruta de La Alumbrera contra esa minera y en apoyo a Famatina. Hubo varios vecinos presos que fueron acusados de “actos de terrorismo y poner en riesgo la seguridad pública”.
Una pacífica protesta es convertida por un gobierno K en un acto terrorista, aplicando la ley fascista que fue aprobada hace muy poco a instancias de este gobierno. Actos terroristas son los que cometen esas mineras envenenando las aguas: se produjo el tercer derrame con cianuro en la minera Tritón, en Santa Cruz, y a raíz de este hecho salieron a la luz los derrames de Cerro Vanguardia, sociedad de capitales ingleses con el gobierno de Santa Cruz.
La presidenta cierra los ojos ante los envenenamientos de aguas de Famatina y de su provincia, y en su discurso al reasumir la presidencia, les aseguró “tranquilidad” a las mineras inglesas Río Tinto, Alexander Mins, Patagonia Gold, y demás empresas de capital inglés. La alianza del gobierno K con la minería imperialista es muy fuerte. Por eso, hay que estar junto a Famatina, defendiendo nuestras aguas y nuestros recursos.
2. Dos años de ajuste
El gobierno se atrinchera en las cifras mentirosas del Indec, cuando los datos de las provincias superan en más del 120% la inflación de estos últimos 5 años de Indek trucho. La presidenta se enoja con los que le llamamos ajuste a lo que ella presenta como “eliminación de subsidios” y “sintonía fina”. Pero su gobierno negoció con Macri el pase de los subtes, y al bolsillo del trabajador ese “pase” le cuesta un 127% de aumento en el transporte. Son $ 75.000 millones de “subsidios”, que salían de los impuestos que pagaba el pueblo, y ahora el pueblo seguirá pagando esos impuestos y con “sintonía fina”, se lo irán cargando a sus bolsillos a lo largo de 2 años: ese es el plan. Un ejemplo es el gas: el gobierno se comprometió a otorgar ahora un aumento del 27% en la tarifa del gas, (además del aumento por la quita del subsidio), y el año que viene otro aumento con el que llegarían al 500% de aumento. El compromiso lo tomó en un documento presentado ante el tribunal del Banco Mundial, el CIADI: un tribunal manejado por imperialistas, al que recurren los monopolios cuando tienen problemas con los países como el nuestro.
Por eso, la clave van a ser los aumentos salariales en las paritarias, que ya comenzaron. Los aceiteros firmaron un aumento del 26%, y el Ministerio no ratificó el acuerdo, hasta ahora.
Se profundiza la lucha de los camioneros de Trelew. Camuzzi se apoya en la tercerización y los contratos basura permitidos por la “ley Banelco” de De la Rúa, que el gobierno K “renovó” sin tocar el contenido de esa ley antiobrera.
Avanzan las conversaciones de la CTA con la CGT y organizaciones sociales para confluir en iniciativas de lucha, entre ellas un paro nacional para romper el tope salarial K del 18%, unido a los reclamos de los jubilados y desocupados.
3. Estatizar petróleo y gas
Con dos años de ajuste por delante (según los planes del gobierno), el gobierno se apuró en instalar el tema de la reforma constitucional que habilite una re-reelección de Cristina Kirchner. Ahora tendrá que “borocotizar” a unos y negociar con otros, en silencio, para lograr los dos tercios de cada cámara del Congreso.
El país va siendo golpeado por la crisis, y los trabajadores y el pueblo por la política K que la descarga sobre sus espaldas: topes salariales, despidos, cierre de fábricas (como el Swift de Venado Tuerto), suba de tarifas, impuestos y transporte. Hablar de esas cosas es, para la presidenta, “el reino del revés”. El reino “del derecho” es creer las cifras del Indec, dejar que las mineras envenenen y saqueen para no ser acusado de “terrorista”, etc.
Ahora, para la presidenta, los malos son los petroleros. Antes eran “buenos”: la compra del 25% de las acciones de YPF por la sociedad de los Kirchner con Eskenazi era “el comienzo” de la nacionalización del petróleo. El gobierno les prorrogó los contratos a esas petroleras hasta por 40 años, gratis. El gobierno publicó las cifras de la producción de esas empresas: la extracción de gas viene cayendo desde el año 2000 hasta ahora, una caída acumulada del 54%. Y la producción de hidrocarburos (petróleo y gas), desde el año 2001 al 2010, cayó el 38%.
Pero las petroleras son insaciables, ahora piden devaluar el dólar y aumentar el precio del barril al valor del mercado mundial. ¡Están gastando entre 6 y 8 dólares por barril y quieren cobrar 100 dólares!
La presidenta debería reconocer que la política energética K fue un fracaso. Ella y Néstor, trabajaron arduamente, junto con Menem, para la privatización de YPF. Esa YPF estatal producía más del doble de gas y un tercio más de petróleo. ¡Hace 8 años que cae la producción y la presidenta no lo vio! Todas las petroleras han incumplido los contratos, es hora de cancelar esos contratos y estatizarlas. Y para que no sean usurpadas por lo que en su momento se llamó “la patria contratista”, hay que ponerlas bajo control obrero y de los pueblos de las zonas de los yacimientos, muchos de ellos originarios.
4. Un “modelo” dependiente
Los datos finales de las exportaciones del año pasado ponen al descubierto el grado de dependencia de la producción. La industria automotriz tuvo un saldo negativo por la importación de autopartes de 7.100 millones de dólares, el sector de electrónicos de 7.000 millones, el de maquinarias de 4.500 millones y el de químicos de 3.000 millones.
El gobierno K habla de “industrializar”, de crear “valor agregado”, y ha tomado medidas para limitar las importaciones, lo que es positivo (habrá que ver en qué medida), ya que pueden terminar como un simple freno a la producción. De cualquier manera, esas medidas están muy lejos de abordar la cuestión de fondo. Los minerales prácticamente se exportan en bruto, a la lana ni siquiera se la lava en el país. Los monopolios instalan armaderos y traen las partes desde otros países, con lo que sus plantas son solo ensambladoras. En el contexto de la crisis mundial, que ya nos afecta, la debilidad de la producción industrial se vuelve más grave.
A esto se suma la situación del campo con la sequía. Algunas lluvias que cayeron sólo dan un alivio temporario o a alguna zona. Más aún cuando la falta de precipitaciones se suma a una caída de los precios que viene desde el año pasado. Como dijo el presidente de Federación Agraria: “Si no se modifica la política agraria los productores sacarán los tractores a las rutas”.
El “crecimiento con inclusión” del 9,2% el año pasado, del que habla la presidenta basándose en las cifras del Indec, refuerza la dependencia y la concentración latifundista de la tierra. Hay muchas “Famatinas” en el país, que la crisis va haciendo asomar. Por eso, somos todos Famatina.

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