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sábado, 19 de mayo de 2012

CRISIS ENERGÉTICA Y DEUDA EXTERNA

Enviamos el escrito del compañero Silvio Coppola y la invitación a la charla - debate en la CGT con el compañero y amigo Hector Giuliano y del compañero Rubén Tamborindeguy, del Centro Cultural Alejandro Olmos y miembro del secretariado nacional del Foro Argentino de la Deuda Externa

Foro Argentino de la Deuda Externa 
Regional La Plata, Berisso y Ensenada
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LA CRISIS ENERGÉTICA Y LA DEUDA EXTERNA
Escribe SILVIO H. COPPOLA
 
Miembro del Foro Argentino de la Deuda Externa
Foro Regional La Plata, Berisso y Ensenada
 
            La excusa de los usurpadores del poder en marzo de 1976, para echar a Isabel Perón y tomar el gobierno, fue además de la demencial y criminal actitud de los grupos elitistas y violentos que combatían con las armas a un gobierno democrático y libremente elegido por el pueblo, que “. . . la enormidad de la deuda externa amenaza con provocar embargos internacionales y todo tipo de males gravísimos a la República”. Se debían en ese entonces unos 5.500 millones de dólares (MD). El régimen militar, después de siete años, nos dejó una deuda de 46.000 MD en 1983. Cuando asume el radicalismo en ese año, desperdició la gran oportunidad de denunciar la validez de la deuda contraída por el gobierno saliente, ya que había sido tomada por un gobierno de facto, en violación a los incisos 4 y 7 del artículo 75 de la Constitución Nacional. No se examinó como era prometido “. . . .deslindar lo que era legítimo de lo que no”. Ya en 1989, con el arribo del menemismo, la deuda pública alcanzaba los 63.300 MD, casi toda ella aumentada con la capitalización de los intereses. Así fue como Alvaro Alsogaray, superministro anunció que “. . .hay que tomar decisiones graves por el tema de la deuda externa”. Se llegó entonces a 1999 con una deuda externa de 146.000 MD o sea que aumentó en el período del menemato un 123 % pese incluso a que se enajenaron entonces, para pagar parte de la misma, las empresas estatales de servicios públicos por un valor de 30.000 MD. Entre esas empresas, estaban las productoras de energía como YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales, petróleo); Gas del Estado (gas); YCF (Yacimientos Carboníferos Fiscales, carbón) y SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires);  varias otras provinciales e incluso cooperativas. Había culminado el desvalijamiento del país, que no cesó sin embargo en ese momento. Al ceder a manos privadas, que tienen como norte de manera casi exclusiva la rentabilidad, el manejo de todas esas empresas generadoras de energía, se ha llegado a la situación actual, donde se hace necesario importar combustibles, con el déficit consiguiente en la balanza comercial. Lo que significa de hecho una constante evasión de divisas. Estas divisas y hay que tenerlo en cuenta, se usan actualmente para el pago de obligaciones derivadas de la deuda externa argentina, que en realidad es la madre, el principio y el fin de la mayoría de los problemas financieros argentinos, que afectan a nuestra soberanía y que siendo como un Moloch sediento de sangre, absorben la mayor parte de nuestros recursos, que pueden dedicarse de no tenerla, a impulsar adecuadamente el progreso económico de la república y solucionar sin estrecheces el presente déficit energético, imposible de concebir en un estado moderno. Y al margen, siempre se está esperando una auditoría general de la deuda externa, para deslindar definitivamente la que se originó ilegítimamente y la que no, pese a las palabras de la señora presidente en uno de sus varios discursos, de que no se plantearía la cuestión de la legitimidad de las deudas públicas del país, en lo que sigue directamente a su esposo, en claro perjuicio para los intereses de la república.
            Actualmente la deuda externa alcanza guarismos que exceden los anunciados por el gobierno y que lejos de disminuir, aumentan constantemente. Así, se puede afirmar que “. . .no es cierto que nuestro país se esté desendeudando: la deuda pública viene creciendo y lo hace a un ritmo de más de 10.000 MD por año”  (ver comentarios del licenciado Héctor Giuliano en su trabajo “Deuda Pública y discurso presidencial”del 12 de diciembre de 2011). Lo que lleva la misma a una suma superior a los 200.000 MD. A esta se podría agregar la emergente de los llamados “fondos buitre” o sea de los acreedores fuera del Acuerdo de Dubai de 2005 (cercana a los 5.000 MD): del Club de París (7.500 MD): y de los reclamos ante al CIADI, que datan desde 2001 y que originariamente ascendieron a 20.000 MD. Estos tres últimos puntos más una declaración contra Irán, fue lo que le reclamó el presidente de USA a nuestra presidente a fines del año pasado, para aceptar posar con ella en la fotografía que entonces se hizo pública. Siguiendo todo a la expectativa.
            A esta colosal deuda externa, se agrega ahora el drenaje de divisas, que se produce al importar combustibles de diferentes clases y tipos. Así en 2011 se importó energía por 9.000 MD y para este año serían unos 12.000 MD. Recordemos que en 2006, año en que la balanza comercial nos fue favorable en 12.000 MD, la mitad correspondía a la exportación de energía. Y todavía en 2010 había un superávit al respecto de 1.000 MD. Así, el déficit comercial de 2011 en combustibles y electricidad, ronda los 4.000 MD y aparece como condicionante extra del pago de la deuda pública.
            ¿Cómo pudo llegarse a esto? Evidentemente hubo una falta de previsión del gobierno, que no tuvo una política adecuada y que fue acentuándose a través de los años, en la última década.  Considerando que el consumo energético del país se compone en más de su 90% de recursos no renovables (gas, petróleo y otros), ya desde ese tiempo, se aumentó de manera importante la demanda mayor de gas, electricidad y combustibles fósiles. La que no era seguida por un aumento de la producción y mucho menos por inversiones del Estado, que dejaba el problema en manos de la actividad privada, la que estaba organizada para la explotación  y no tenía en cuenta que el consumo de energía en el país, aumentaba permanentemente para la industria, el comercio e incluso el sector familiar. Lo que finalmente ha llevado al colapso actual, donde se dan la mano la inactividad y falta de controles del gobierno y la carencia de responsabilidad de las empresas privadas del ramo, cuyo único interés parece haber sido la utilidad a despecho de los intereses del país, sin invertir lo necesario, para no agotar las reservas ya detectadas y las que se fueron hallando.  
            Uno de los casos emblemáticos de la situación actual, es el del gas, cuya producción desde 2006 ha disminuido en un 8 %. Así, alrededor del 20 % del gas natural consumido en usinas es importado, más un 98 % del diesel y un 60 % del fuel-oil que usan las plantas eléctricas. Y hay que tener en cuenta que este gas natural importado, que viene licuado (LNG) para las plantas de Bahía Blanca y Escobar (BA), es un 200 % más caro que el nuestro. Y que hay que pagarlo al contado con divisas, que estarían en un principio destinadas a pagos de la eterna deuda externa. Además existe el problema bien real, como lo ha planteado la empresa británica proveedora BGGroup, de que revisará nuestra solvencia, antes de hacer los envíos, porque “. . .nos estamos comprometiendo con Argentina en una base caso por caso. . .” es decir, sin financiaciones. Así este tema de las importaciones y de las pérdidas de producción y de divisas internacionales “. . . es un problema estructural que sólo se corregirá a mediano plazo en la medida en que se reactive la inversión exploratoria de nuevas reservas de hidrocarburos”, en palabras de Jorge Lapeña, ex secretario de Energía.
            Otro caso emblemático, es el de YPF y las disposiciones legales tomadas, para adquirir por parte del estado nacional, el 51 % de las acciones de la empresa, en poder de la firma española con capital inglés Repsol. Hagamos un poco de historia, recordando el artículo publicado en el 2001 por Eric Toussaint“Argentina: ¿El eslabón más débil de la cadena mundial de la deuda?” , en www.rebelion.org, donde se refiere en lo pertinente a cómo se debilitaron las empresas del estado, para justificar luego su liquidación en la nefasta década de 1990:  “Endeudamiento forzado de las empresas públicas. Esto es tan así que, la principal empresa pública argentina, la petrolera Yacimientos petrolíferos Fiscales (YPF), fue forzada a endeudarse en el exterior aunque disponía de recursos suficientes para sostener su propio desarrollo. En el momento del golpe militar del 24 de marzo de 1976, la deuda externa de YPF se elevaba a 372 millones de dólares. Siete años más tarde, al terminar la dictadura, esta deuda se elevaba a 6.000 millones de dólares. Su deuda se multiplicó por 16 en siete años. Casi ningún monto de esa deuda en divisas extranjeras fue a parar a la caja de la empresa; quedaron en manos de la dictadura. Bajo la dictadura la productividad del trabajador de YPF aumentó un 80 %. El personal se redujo de 47.000 a 34.000 trabajadores. La dictadura, para aumentar las entradas a su caja, bajó a la mitad el dinero por comisiones que iba a YPF por la venta de combustibles. Es más, YPF fue obligada a refinar el petróleo que extraía, en las multinacionales privadas Shell y Esso, aunque podía, dada su buena situación financiera al comienzo de la dictadura, dotarse de una capacidad de refinación acorde a sus necesidades (complementando la de sus refinerías de La Plata, Luján de Cuyo y Plaza Huincul). En junio de 1982, todo el activo de la sociedad estaba prendado por las deudas”. Lo que dio lugar a principios de los noventa, de la liquidación de YPF a precios de remate, no sólo por la actividad entreguista del gobierno de entonces, sino también por la colaboración y no desinteresada de políticos oficialistas y de la “oposición”, de periodistas, de economistas, de sindicalistas y hasta de los propios empleados y obreros de YPF, muchos de los cuales se vendieron por un puñado de acciones de la nueva compañía. Al  respecto de la privatización, cabe destacar la entusiasta arenga a favor de la misma, de la señora presidente de la república, cuando era diputada provincial y de su señor esposo desde su cargo en la gobernación de Santa Cruz, compeliendo a los legisladores nacionales de la misma, a activar la liquidación de lo que había dado en llamarse orgullo de los argentinos. Por eso hay algo que no cierra o mejor dicho que se entiende con dudas y suspicacias, cuando la misma persona, ahora en su carácter de presidente, habla de soberanía, de defensa de los hidrocarburos argentinos, de producción, de riqueza y sobre todo, de nacionalización. Hay un dicho, que dice “piensa mal y acertarás”. Pero como es amoral, no lo vamos a citar. Pero podemos recalcar, que por lo manifestado en esferas del gobierno, no se trata en absoluto de volver a recrear el YPF del general Mosconi, exclusivamente estatal. Sino que se trataría de un nuevo engendro de capital mixto, en que aparte del estado argentino, seguramente lo integrarán grandes empresas norteamericanas o chinas o simplemente, el capitalismo de amigos.

LA PLATA, mayo 16 de 2012.                                      
SILVIO H. COPPOLA
Miembro del Foro Argentino de la Deuda Externa
Foro Regional La Plata, Berisso y Ensenada

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La Olmos
CENTRO CULTURAL ALEJANDRO OLMOS
en PROYECTO NACIONAL
Secretaría de PrensaCervantes 50 - Villa Luro - Capital Federal
Tel.: 3535 - 2174
 
 
CHARLA - DEBATE
en la C.G.T.
Azopardo 802 - Capital Federal
LA DEUDA EXTERNA:
ARMA DE DOMINACIÓN E
INSTRUMENTO DE MISERIA
miércoles 30 de mayo, 19 hs.
Expondrán los compañeros  Héctor Giuliano y Rubén Tamborindeguy

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